"Alonso pasó por una terapia que ahora se instaura de manera exitosa en nuestro Hospital”, es la reflexión final del médico de la UPC Pediátrica de nuestra institución, Carlos Figueroa, tras un caso que implicó un manejo multidisciplinar, que desafió a los equipos clínicos y una conexión Ecmo, con resultado excepcional. Lo anterior, obligó a la familia Morales Garrido a atravesar una tormenta, que terminó tras 40 días de visitas al Hospital.

“Actualmente, estamos felices”, reconoció su mamá tras la angustia de largos días de espera en las que su hijo permaneció en ventilación mecánica. Si retrocedemos en el tiempo, “a mi hijo le dieron 5% de posibilidades de vida. Fue horrible” recordó, quien ingresó a urgencias, contagiado por un cuadro viral de influenza tipo B, que empeoró y provocó una falla catastrófica de sus pulmones y corazón a sus 7 años de vida. 

“El uso de soporte extracorpóreo veno-arterial, instalado por el equipo de Cardiocirugía nos permitió ganar tiempo para que el cuidado intensivo hiciera efecto. Tras cuatro días, Alonso evolucionó satisfactoriamente, gracias al trabajo coordinado del personal de la UCIP, donde contamos con un equipo altamente capacitado. Cardiocirugía maneja el Ecmo, pero el paciente intensivo es nuestra responsabilidad”, dijo la pediatra intensivista, Paula Pavez.

La máquina de oxigenación extracorpórea “dio soporte a sus órganos, al ser un corazón-pulmón artificial”, dijo el jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular, Rodrigo Reyes. Así, Alonso se transformó en un caso clínico fuera de lo común para nuestra institución. Producto de su gravedad, el alegre niño fanático de Colo Colo, debía ser derivado a un centro de mayor complejidad en la capital, pero el reloj jugaba en contra. “Si esperábamos el desenlace habría sido fatal porque estaba en extremo grave”, añadió el cardiocirujano pediátrico y la alternativa terapéutica resultó exitosa. “Son pocos los hospitales (en Chile) capaces de realizarla en pacientes pediátricos, incluso menos que en adultos. Hay un par de centros en Santiago y ahora también nosotros realizamos esta prestación”, celebró el especialista.

“Llegamos el 11 de octubre y fue un proceso muy vertiginoso”, dijo su padre Alfonso Morales, tras un proceso doloroso en extremo. “Sabíamos que era un desafío médico el que mostrase avances y se fueron dando pasito a pasito”, manifestó agradecido, sabiendo que el niño se ganó el cariño del personal de la UCIP. 

“Todos nos encariñamos con Alonso y su familia, pero sabemos que estar en su casa es lo mejor para él”, dijo Figueroa, mientras Alonso era preparado por el equipo de Hospitalización Domiciliaria, que lo cuidará los últimos días de su tratamiento, esta vez en su residencia siendo su cama, confesó el niño, lo que más extrañaba.